martes, 14 de enero de 2014


Estructura de la piel

     La piel es una membrana elástica, resistente, que tapiza el cuerpo y se continua en los orificios naturales con las mucosas.
     La superficie de la piel es aproximadamente de un metro y medio cuadrado y su peso alrededor de cuatro kilos en personas de talla media. 
      Su colaración varía según las zonas y también regones cutáneas y difere naturalmente con la raza. 
    Tampoco su espesor es uniforme. Es particularmente grueso en la planta de los pies y en la cara de extensión de las articulaciones. 
     La piel no es uniformemente lisa, sino que se constituyen en ella pliegues y surcos. Estos pliegues son de dos tipos: unos congénitos (de nacimiento) y otros que se adquieren con el paso de los años: formando arrugas, provocadas por la contracción muscular debida a un movimiento, como en el rostro con la mímica y los gestos, o por las disposiciones estructurales de la piel. 
     A la piel afloran los folículos pilosebáceos  (orificios por donde sale el vello y la secreción de lqas glándulas sebáceas), las glándulas del sudor (orificios del canal de las glándulas sudoríparas denominadas poros), y las uñas de los dedos. 
      El buen funcionamiento de la piel es vital para nosotros. La piel no ocupa el lugar que merece, pues parece 'desdeñada y menospreciada, como si fuera una simple fachada'.
     Con la complejidad de su estructura y el valor de cada una de sus capas, con sus anexos (glándulas sudoríparas y sebáceas, pelos cabellos, uñas), tiene múltiples funciones extraordinarias, que nos sorprenden y asombran.
      Sus cualidades físicas son notables. Lejos de ser un tejido inerte y pasivo, exclusivamente receptor, la piel es productora de calor, de electricidad y de radiaciones. Desde el punto de vista bioquímico, es el lugar donde se produce el metabolismo de una enorme cantidad de compuestos orgánicos y minerales. 
      Considerado como uno de los cinco sentidos, el tacto es una de las funciones más importantes de la piel. En ella recibimos todas las excitaciones que actúan sobre las terminaciones nerviosas de nuestro cuerpo, actuando como un aparato emisor y receptor de ondas. Los biólogos, han descubierto el papel de la piel como protectora y defensora de todo el organismo a pesar de su delgadez, por lo que podríamos hablar de ella como "el manto que envuelve el cuerpo, protege nuestro medio interior y lo sustrae de las perturbaciones que nos hace sufrir el munfo exterior en que vivimos".

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